Omar Fortuna
Añoro la década de los 70 cuando Balaguer era figura central en el mundopolítico dominicano. En ese tiempo los intelectuales de izquierda, especialmente los sociólogos, analizaban estructura y coyuntura atendiendo a unos detalles que hoy olímpicamente algunos suelen olvidar.
Recuerdo perfectamente que el ya octogenario político para nosotros era un tremendo problema; nos obsesionamos intentando conocerlo para vencerlo. Sabíamos el peso específico que el dirigente reformista tenía en el país, pero al mismo tiempo estábamos conscientes que como individuo, ejercía la representación de “algo o de alguien”. La actividad política es un campo de lucha donde concurren múltiples actores.
Si se abordaba la actuación de una personalidad se intentaba establecer su conexión subterránea con el resto de la sociedad. Si las ciencias sociales o naturales se quedaran con la apariencia, no tendrían razón de ser. El caso es que de ese modo se evitaba la tentación entender al individuo como motor de la Historia. Para poner sólo un ejemplo, cuando Balaguer promulgó las Leyes Agrarias, la visión descriptiva de que servía para fortalecer sus lazos con el campesinado pobre era insuficiente; revisando análisis de la época se nota un esfuerzo interpretativo que desbordaba lo aparencial. Entre otros, el develar las contradicciones con los terratenientes, pactar con los burgueses agrarios y su alianza estratégica con la burguesía industrial con la finalidad de mantener bajos los costos de los alimentos y enconsecuencia, evitarse subir los salarios.
En esa perspectiva analítica Balaguer era tan solo un actor destacado en medio de una trama más compleja de intereses políticos, económicos, sociales y culturales. Y los fines igualmente complejos y plurales, de manera tal que la instrumentalización del campesinado pobre y los sin tierra, siguiendo con ejemplo, también servía colateralmente a los planes de contrainsurgencia. De inmediato surgía otro actor en apariencia muy lejano del tema agrario: el Gobierno estadounidense y su política de Seguridad Nacional en el período de la Guerra Fría.
En la presente coyuntura, un nuevo fantasma recorre el mundo de los deseos de algunos intelectuales, comunicadores sociales y operadores políticos…es el fantasma de Leonel Fernández. De repente Fernández es el alfa y omega de todos los males nacionales y si alguna alusión aparece de los reales responsables de este precario grado de desarrollo que tenemos, los nombran con un genérico: ¡los poderes fácticos! Parecería que aquí y ahora solo Leonel tiene apellido.
La obsesión con Leonel es tan grande que llega al paroxismo. Es como si el delirio adquiriera el estatuto de categoría para el análisis político. Por eso no sorprende encontrarse con afirmaciones como la de una conocida socióloga y articulista en la que plantea el inicio de una crisis de legitimidad del Gobierno. Igualmente un connotado dirigente de izquierda se despacha con un análisis tan fervoroso que cualquiera llega a la conclusión que estamos en una coyuntura preinsurrecional. Otros, incluyendo peledeístas, entienden que Leonel no debió comparecer a la tv para defenderse de lo que le imputan. Piensan que debió ser el presidente Medina para evitar que se le perciba como un extra en esta película de 18 ml, en blanco y negro titulada: Leonel es el culpable de todas mis angustias.
Ni lo uno ni no lo otro, pero tampoco el tercero incluido.
La anunciada crisis de legitimidad es un exceso, una manera de confundir deseos con realidad. Apenas hace tres meses que el PLD gana las elecciones con 2 millones 300 mil votos, y de paso reiterando los resultados de todos los estudios de cultura política en el país en el sentido de que no podemos hablar de crisis de los partidos políticos tradicionales. Igualmente se mantiene niveles elevados de credibilidad en las instituciones. En otras palabras, existe una regla de juego en la que hay consenso entre gobernantes y gobernados. No es un absoluto, claro está, pero es la tendencia dominante. Otro gran consenso, es que las propuestas antisistémicas y anticapitalistas se mantienen como opción minoritaria, sin ninguna significación estadística. No me agrada el dato pero es la realidad.
No es materia de este artículo, pero advierto que hay todo un andamiaje teórico sobre el tema de la legitimidad que en el caso de cierta sociología de origen estadounidense colinda y es parte integral de visión neoliberal del mundo. Lo aclaro porque por algunas coincidencias entre mansos y cimarrones en el tema del antileonelismo.
Por último, no recuerdo que en las incontables intervenciones públicas de Peña Gómez en los momentos en que el PRD era Gobierno haya salido el argumento que afectaba el poder político del presidente de turno. De hecho, hasta por razones tácticas elementales, si algo le convenía al presidente Medina era dejar que Leonel Fernández se defendiera. Si lo hubiese hecho, los mismos que hoy rabiosamente argumentan lo contrario serían los primeros enrostrarle la nada envidiable condición de cómplice ante la supuesta responsabilidad de que acusan al primero. Palo si boga, pero si no boga, igualmente palo.
Y es que la obsesión con Leonel tuvo su punto culminante en las recién pasadas elecciones. Fue tan grande, que debe ser de antología la estrategia de campaña del equipo de Hipólito Mejía en concentrar los tiros a Leonel siendo Medina el adversario electoral. Igual ocurrió con el tema de la corrupción; no importó que las encuestas lo posicionaran en un nivel lejano respecto a lo que la población entendía como sus más importantes y principales problemas. La tríade del desempleo, el alto costo de la vida, la seguridad ciudadana debió ser el centro de las propuestas electorales del pepehachismo. ¡Pero no! Era Leonel. Tuvo su consecuencia: perdieron, siendo esta una de las razones que lo explica.
Mientras el PRD siga actuando con agenda prestada, el resultado será el mismo; así de simple. Un partido que opera con agenda prestada, por grande que sea, siempre será un preso de confianza de sectores que no sacan la cabeza, sea por oportunismo o por no pecar de impúdicos.
Así las cosas, y con la reforma fiscal aprobada (que no es el pacto) se esperan acontecimientos en el orden de la ¨movilización de masas¨. Me atrevo a decir que su éxito dependerá de cómo reaccione el Gobierno y no tanto de la naturaleza del móvil ni mucho menos de quienes instrumentalizan el movimiento. Movimiento, si cabe el término, del que escribiré en mi próxima entrega, porque la termocefalia de algunos, hasta sueñan con un abril del 84 en su interminable onanismo mental.
Al parecer, Leonel Fernández es el único político dominicano autoreferenciado. ¡Wao
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La brecha entre ricos y pobres,
declarada octava
Maravilla del mundo
De Jaque al Neoliberalismo En una rueda de prensa realizada en París, el Comité del Patrimonio Mundial reconoció oficialmente la Brecha Entre Ricos y Pobres como "Octava Maravilla del Mundo", describiendo la división de la riqueza global como la "más colosal y duradera de las creaciones de la humanidad". "De todas las estructuras épicas que ha ideado el género humano, ninguna más prodigiosa e imponente que la Brecha Entre Ricos y Pobres", declaró el presidente del Comité, Henri-Jean Baptiste. "Es un crecimiento tremebundo, milenario que nos llena de asombro y humildad". "Y gracias a un cuidadoso mantenimiento a través de los tiempos, este ingente vestigio ha sobrevivido intacto, infundiendo a cada nueva generación una sensación de reverencia", añadió Baptiste. Ese vasto abismo de riqueza que se extiende a lo largo y ancho de la mayor parte del mundo habitado, atrae a millones de aturdidos observadores cada año, muchos de los cuales encuentran esa inmensidad demasiado abrumadora hasta para contemplarla. Siendo con mucho la mayor estructura de factura humana, está fácilmente a la vista desde emplazamientos tan distantes como Europa Oriental, China, África y Brasil, así como desde los 50 estados de los Estados Unidos. "Las Siete Maravillas del Mundo originales palidecen en comparación con ella", afirmó Edwin MacAlister, miembro del Comité del Patrimonio Mundial, frente a una llamativa fotografía de la Brecha Entre Ricos y Pobres tomada desde lo alto de la Ciudad de México. "Se trata de una pasmosa hazaña de ingeniera humana que eclipsa a la Gran Muralla China, las Pirámides de Gizeh y acaso hasta la Gran Barrera Racial". Según los antropólogos, incalculables millones de esclavos y siervos trabajaron penosamente una vida entera para completar la brecha. Los anales indican que es probable que las obras se iniciaran hace unos 10.000 años, cuando las primeras élites terratenientes convencieron a sus súbditos de que la construcción de dicho monumento era voluntad de la autoridad divina, creencia ampliamente sostenida aún hoy en día. Aunque los historiadores han refutado esa afirmaciones, son muchos los que mantienen todavía la teoría de que la Brecha entre Ricos y Pobres la levantaron los judíos. "Cuando contemplo su increíble amplitud, me siento conmovida hasta las lágrimas", afirmó Grace Ngubane, de 31 años, residente en Johannesburgo, cuyo hogar queda situado en una de las partes más anchas de la Brecha. "La escala es alucinante, te hace sentirte de verdad, de verdad hasta pequeñita", declaró asimismo. Si bien numerosos individuos han tratado de cruzar la Brecha entre Ricos y Pobres, hay pruebas que sugieren que sólo una pequeña porción ha tenido éxito alguna vez y han muerto muchos en el intento. Su reconocimiento oficial como Octava Maravilla marca la culminación de un giro espectacular hace sólo 50 años, cuando los movimientos populares apelaban al cierre de la Brecha. Sin embargo, gracias a un reducido grupo de entregados políticos y de líderes de la economía, se iniciaron vigorosos esfuerzos de conservación en torno a los años 80 para restaurar —y ampliar a gran escala— una antiquísima estructura. "Es imponente", declaró el presidente de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, campeón y benefactor de toda la vida de la conservación de esa falla. "Después de todo lo que hemos pasado en los últimos años, no hay mayor privilegio que verla crecer más y más cada día. Puede que haya unos cuantos detractores que se preocupen porque, de hacerse más grande, el conjunto se venga abajo, dejando atrapadas debajo a millones de personas, pero yo por mí estoy dispuesto a correr ese riesgo". Añadió Blankfein: "Además, algo me dice que yo, probablemente, saldría bien parado". ___________ |